Ofrecemos un breve resumen de situaciones actuales de la academia de ciencias sociales en chile, que nos interesa problematizar, desde perspectivas feministas en virtud de la democratización, dignidad y el sentido del trabajo académico:
- La evidencia nacional constata que existe mayor participación de hombres cis respecto de mujeres cis, personas trans y personas no-binarias, en la academia, y esta homogeneidad se hace mayor todavía en los cargos de mayor responsabilidad y estatus.
- Aún existe una significativa brecha salarial entre hombres y mujeres, en desmedro de estas últimas.
- Existe poca o casi nula representación de personas provenientes de contextos sociales diversos en la academia (por ejemplo, personas indígenas, personas que son primera generación universitaria, personas de regiones, entre otros).
- No existen datos ni información específica sobre la participación y/o experiencia de personas indígenas, disidencias sexuales, trans, y personas no-binarias en la academia en Chile.
- No existe una representación importante de mujeres en la academia y que trabajan en regiones.
- Existe una centralización en cuanto a fondos de investigación. Generalmente estos se los adjudican centros de investigación e instituciones que generalmente se ubican en Santiago y que focalizan su trabajo en la Región Metropolitana.
- A pesar de que ha habido un incremento en la adjudicación de fondos de investigación liderados por mujeres, esta sigue siendo menor en comparación a los proyectos adjudicados por hombres.
- En general, la discusión de género en la academia se ha centrado en la necesidad de aumentar el número de mujeres en este campo y en asegurar condiciones mínimas de pre- y post-natal. Esto puede verse como un avance; sin embargo, las inequidades que experimentan las mujeres en la academia son bastante más profundas y requieren de mayor trabajo.
- Hay una mayor existencia de instancias para visibilizar el trabajo de mujeres en ciencias naturales y disciplinas STEM, lo que tiende a invisibilizar lo que sucede con las mujeres en las ciencias sociales.
- Aún persiste un ambiente que mantiene (y a veces aumenta) la precariedad del trabajo. Por ejemplo, existe una gran cantidad de iniciativas académicas que no son financiadas y solo sobreviven debido al interés de quienes las crean (por ejemplo, organización de congresos y edición de números especiales de revistas académicas).
- Cuando las mujeres entran a la academia implícitamente se suele asociar su trabajo con gestión, cosa que para los hombres en la academia es más difícil de asociar. Esto genera más carga laboral y responsabilidad para las mujeres.
- Las trayectorias académicas son comprendidas como externas y sin conexión alguna con las vidas personales de quienes las llevan, lo que genera la mantención y promoción de prácticas de competitividad y precarización.
- Esto último es particularmente evidente en el caso de mujeres que son madres y de personas que cuidan a otros, lo que acentúa su nivel de desventaja en relación a quienes no tienen estas responsabilidades.
- A pesar de que cada vez son más las denuncias de acoso laboral, sexual y/o psicológico dentro de la academia, todavía existen malas prácticas y abuso de poder que daña la integridad y el desempeño de las mujeres y disidencias en este espacio.
Actualmente en la red, estamos organizando las evidencias disponibles que informaron este diagnóstico para su difusión en nuestras plataformas.